martes, 11 de septiembre de 2012

Un cachito más que os regalo de mi historia.


Llegué y no había nadie, sólo una nota en el espejo del recibidor. Toda la noche sin dar señales de vida y lo único que encuentro es una nota, como me quieren, pensé.
Miré mi móvil, lo tenía lleno de llamadas y sms de mis amigas, preguntándome donde me había metido y si había recibido noticias del trabajo, pero nada de Marina, su último mensaje fue el de la bienvenida. Encendí el portátil y me metí en el correo, suspiré aliviada, tenía algo suyo. Lo leí detenidamente mientras me encendía un cigarro:

Hola Lorena, no te he llamado por no molestar, pero espero que hayas leído mi mensaje y estés leyendo esto ahora. El martes viajaremos a Qatar, ya sabes que empieza la temporada de motos y que la primera carrera es allí. Con esto quiero decirte, que como me dijiste que estabas estudiando,(aunque ya en el último año de prácticas ya casi finalizado) tendrás que ir a comunicarlo, y después me gustaría que vinieras a verme, donde te entrevisté, para explicarte y darte lo necesario. Contéstame con la mayor brevedad posible por favor. Un beso, Marina. “

No pude evitar sonreír como no lo había hecho nunca, apagué el cigarro y le contesté. Después llamé a mis amigas, les dije que mi madre y mi hermana no volverían hasta tarde y que se podían venir a cenar a casa, así celebraríamos mi admisión.
El domingo lo pasé durmiendo, intentando controlar mi cabeza, la resaca no era buena. Ya por la tarde me levanté y decidí terminar de hacer mi maleta, ¿la verdad? No sabía muy bien que llevarme. En España estábamos en primavera, y concretamente en Valencia, se estaba bien, ni calor ni frío, mi estación del año preferida. Pero me iba a Qatar, desde pequeñita, viendo las motos desde mi sofá, veía la primera carrera del año, a los periodistas en manga corta, y a los pilotos deshidratados después de las carreras, así que me guié por eso y metí ropa veraniega, pero alguna que otra de abrigo, si me podía caracterizar por algo, era por friolera.

A la hora de cenar, yo lo tenía casi todo preparado, me faltaban algunas cosillas más, y lo más importante mi vida, esa que iba a dejar apartada para cumplir mi sueño. Entré en la cocina y miré a mi madre y a mi hermana, no me consideraba una persona cariñosa, y menos con mi familia, era más bien desapegada, pero en ese momento las cogí y las abracé.
- ¡¿Qué haces?! – gritó mi hermana – quita pesada que estoy poniendo la mesa
- ¿Te encuentras bien cariño? – preguntó mi madre tan irónica como siempre
- Mejor que nunca – sonreí – recuerda que a partir de ahora voy a convivir muy cerca con tu queridísimo Valentino.

Me gustó seguirle el juego, me miró lo peor que pudo, carraspeó la garganta y se rió, sabía que siempre era lo que había deseado y se alegraba por mi. Terminamos pronto y nos fuimos las tres al sofá a ver una peli, se quedaron dormidas, como de costumbre. Normalmente yo lo hacía con ellas, pero estaba demasiado nerviosa y había estado durmiendo hasta por la tarde, cosa que afectaba bastante, así que pasé la mayor parte de la noche mirando fotos y escuchando música, no pude evitar ponerme tonta y echarme a llorar, eran tantas cosas las que se me juntaban en ese momento. Me fumé el cigarro de buenas noches y me acosté, mañana sería un día movidito.

Lunes por la mañana, exactamente las 10, quedaban horas para estar viajando a Qatar, así que me levanté muy motivada. Me puse la sudadera fucsia, las medias moradas y me planté mis zapatillas de colores. Até mi pelo en una coleta alta, haciendo que mi rasta se dejara ver más de lo normal, me pinté la raya y salí de casa. Mi madre y mi hermana no estaban, eran las 10, una estaría en el colegio y la otra trabajando. Me subí al coche y como de costumbre de lo primero que hice fue poner la música en un tono bastante elevado. Estaba sonando en el disco la pegatina y bongo botrako – todos los días sale el sol, y me puse a cantar como una loca; “ Ey chipirón todos los días sale el sol chipirón, que ganas de verte y comerte la vida…”. Al parar en los semáforos la gente me miraba mal, incluso algunos se reían ¿y yo? Les devolvía la sonrisa, me encantaba. Llegué a la universidad y me encontré con algunos compañeros, me fumé un cigarro con ellos mientras les contaba  lo del trabajo, miré el reloj y me fui corriendo a secretaría. Les expliqué mi situación mientras miraban mis datos y muchos papeles más, la decisión no tardaron en tomarla, estuve un poco allí esperando pero no me hicieron sufrir mucho.
-       Bueno Lorena, hemos estado hablando, y como tienes casi finalizada la carrera…- miró los papeles de nuevo- te quedan 240 horas de prácticas, así que la decisión es que te convaliden con tu trabajo y así las completes; y a la vez que estas trabajando en lo que te gusta, estés terminando tu carrera.
-       Muchas gracias Teresa, me voy muy muy feliz
-       Te echaremos de menos por aquí – me abrazó – disfrútalo, estas oportunidades no se ven todos los días, te veré desde la tele.
Me despedí de ella, fui a visitar a algunos profesores para contarles la noticia y me marché. Mientras iba en busca del coche llamé a Marina para decirle que ya iba para allá, miré el reloj, 11.30, no era mala hora, así que aproveché para llamar a mi bicheja y contárselo, ya que no sabía nada. Primer tono, y yo tenía los dedos cruzados, segundo tono…
-       ¡Holaaaaaaaaaa! – ese acentillo asturiano me alegró aún más la mañana
-       Elisonda güey, ¿Cómo que me cogiste el celular?
-       Y dale con elisonda, coño – murmuró picada – pues me has pillado en el recreo, ¿y tú? ¿no haces prácticas hoy?
-       Pues te explico, tengo que ir a hablar con Marina, la chica de la entrevista, ¿te acuerdas? – esperé su afirmación al otro lado del teléfono – porque me tiene que ir dando explicaciones, que mañana ya…
-       Espera… ¿explicaciones? ¿mañana ya? ¡¿De que cojones me hablas?!
-       Me encanta cuando te cuento las cosas y no me haces caso – me reí – Marina me hizo una entrevista de trabajo para lo de jefe de prensa, ¿hasta ahí bien?
-       ¡Aaaaaaaaaaaaaaaaaaaah! – era un grito de euforia, o eso creía
-       Vale, hasta ahí claro no, clarísimo
-       ¿Te te te vas mañana a Qatar? Dios que envidia, voy a echar de menos hablar contigo todos los días, pero mantenme informada en todo momento por el whats ¡eh!
-       Tranquila, que siempre tendré un ratito para hablarte y hacerte un resumen de mi día, serás como mi pequeño diario a distancia – me reí y ella lo hizo también
-       Además te veré todos los días por la tele y haré que todo Oviedo te vean también, va a subir la audiencia, ya verás
Yo reí como estaba acostumbrada a hacer con ella y me despedí recordándole lo mucho que la quería. Al llegar, aparqué algo lejos así que anduve un poco antes de llegar, pero así aprovechaba para fumar, había aumentado mi consumo bastante, malditos nervios que están en contra de mi economía y mi salud.
-       “Toc toc” – murmuré a la vez que tocaba en la puerta tras la que se suponía que estaba Marina.
-       ¡Lorena! Justo a tiempo, pasa – me hizo un gesto con la mano y yo sonreí – mira, estos serán algunos de tus compañeros – fue presentándomelos uno a uno mientras estrechaba la mano de cada uno de ellos.
-       A ver si lo recuerdo – fui diciendo sus nombres a la vez que los señalaba y ellos asintieron complacidos
-       Buena memoria, si señora – dijo Marc, uno de ellos
-       Y bonito nombre el tuyo, siempre que te veía por la tele lo pensaba – él rió mientras me daba una palmada en la espalda
Marina, que también era del equipo, pero se encargaba de las cosas técnicas, nos propuso ir a tomar algo y todos aceptamos, así que bajamos a una cafetería enfrente de la redacción. Al salir deslumbraba el sol, me puse las gafas de sol y moví mi mano en forma de abanico, era abrasador. Cuando nos sentamos pedimos unos tercios y Marina empezó a explicarnos.
-       Bueno Marc, tú ya sabes de que va la cosa, como ya sabéis él ya lleva un par de años metido en esto – pegó un trago a su cerveza – así que si se me olvida algo, ya sabes – Marc, en respuesta le guiñó un ojo
Estuvo explicándonos un poco por encima aquello que tal no supiéramos y luego ya pasó a anécdotas que les habían pasado.
-       ¿Te acuerdas de aquella jovencita que debutó con nosotros Marina? – preguntó Marc mientras los dos reían sin parar
-       ¿Qué pasó? – pregunté, ya que había conseguido picar mi curiosidad
-       Bueno, supuestamente tenemos prohibido mantener relaciones con pilotos o gente relacionada con ese mundo, ¿no?
-       ¿Supuestamente? – respondí a su pregunta con otra
-       Sí, supuestamente, ya que normalmente no pasa, pero tampoco te despiden por ello, simplemente no está bien visto, pero se han visto algunas relaciones duraderas que no han tenido repercusión ninguna, ¿verdad Marina?
-       ¿Hola? Vayamos por partes, por favor – suplicó Ainhoa
-       Pues hubo una periodista que empezó con nosotros hace ya tiempo, más o menos de tu edad Lorena, que tuvo un rollete con Valentino Rossi
Los que estaban allí se quedaron con cara de idiotas, no era tan raro, pero les sorprendió bastante, yo me limité a sonreír, me parecía gracioso.
-       Los italianos son muy romanceros, y mucho más Rossi, es un tío peculiar – siguió contándonos Marc – es muy simpático, pero con las mujeres no hay quien lo pare
-       Pero… - bebí de mi cerveza – ¿alguna vez ha tenido relación seria?
-       Lo poco que se es que alguna vez se ha enamorado, pero no muchas, de todas formas lo gracioso de la historia es que la chica no sabía mentir, la pillamos y nos soltaba excusas absurdas, incluso nos esquivaba en el hotel – soltó una carcajada en medio de la historia – tal vez podría haber tenido algo con él, pero su propia mentira la consumió, terminó el año y dimitió
-       Sois crueles – les recriminé entre risas – pobre chica
-       Ya veremos si vosotras sois capaces de no caer en los encantos del italiano – nos retó Marina a las chicas que estábamos allí
-       Si, es tarea difícil, porque es tan mono – dijo Marc mientras recalcaba ese “tan” y nos hacia ojitos
-       Yo me declaro culpable ya – dije levantando la mano – Valentino es un encanto
-       ¿Pero tú no adorabas a Jorge Lorenzo? – preguntaron intrigados
-       Y lo hago, soy fan de él desde bien pequeñita, pero una cosa no quita la otra
-       Pero si es un estúp… - no deje terminar la frase de Marc, mi mirada asesina lo hizo parar - ¡era broma mujer! Lo conozco y es increíble, pero hay que saberlo tratar
Después de largas historias sin fin, decidimos marcharnos, Marina nos había invitado a la comida que según ella era la de bienvenida, después ya invitaríamos nosotros. Eran las 17.00 y sólo faltaban ocho horas para coger el vuelo, me despedí de ellos hasta dentro de un rato y me fui a casa. Cuando entré, dejé el bolso en la cama y miré al escritorio, era la caja de Carles. Me quedé un rato mirándola y observando de un lado a otro de la habitación, me senté poniéndola sobre mis piernas y la abrí. Estaba todo lo de siempre, pero había añadido algunas cosas más, junto al trozo de mi rasta había puesto un trozo de la suya, también había metido la camiseta que tanto me gustaba y había manchado de chocolate la noche pasada y al verlo reí con algunas lágrimas en los ojos. Me había puesto su MP4 con un pos-it que decía: “como eres así de olvidadiza no habrás cargado el tuyo así que llévate el mío, lo he llenado de todas tus canciones para ese largo trayecto, pero no cantes por favor, no quiero que te despidan”. Mi novio era un idiota, pero uno al que adoraba. Cuando iba a cerrar la caja vi una nota algo escondida: “Recuerda sólo una cosa, eres mi chica” y más abajo me pedía que no lo llamara, ya habíamos tenido nuestra despedida y no podría escuchar mi voz a tan pocas horas de irme. Me tumbé en la cama mientras agarraba su camiseta, que aún olía a él, me dormí, lo necesitaba.
Oía unos pies enanos que corrían de un lado a otro de la casa, abrí un ojo y enarqué la ceja, mi hermana y mi madre ya estaban en casa, cogí el movil y miré la hora.
-       ¡¿Las nueve y media?! – grité - ¿Por qué no me habéis despertado?
-       ¿Qué? – mi madre, con las manos llenas de harina, me miró confusa – son las nueve y media – se limitó a repetir
-       Eso ya lo se – me apoyé en el marco de la puerta y puse mi mano en la frente
-       ¿Te puedes tranquilizar faltan más de dos horas, más nerviosa estoy yo por la alegría de perderte de vista
-       Gracias mamá, eres un cielo – le sonreí irónica y ella hizo lo mismo
Terminé de meter las pocas cosas que me faltaban en la maleta, repasé como quince veces toda la lista, no se me olvidaba nada, o eso pensaba. Por último metí la caja, y cerré el candado de la inmensa maleta. Cogí mi móvil y vi que tenía infinidad de mensajes de whatsapp deseándome suerte para el viaje, aunque la mayoría eran de Eli y se basaban en insultos de tipo “perra” y “zorra” por no hacerle caso, así que le contesté, transmití mis nervios y acordé que hablaríamos cuando ya estuviera en el avión. Cené, aunque sin mucho apetito, me lavé los dientes y metí todo en el neceser, me vestí no sabía muy bien cómo ya que aquí hacía un tiempo diferente y me senté en el sofá. Poco después me levanté y estuve dando vueltas de un lado a otro. Mi madre y mi hermana me observaban mientras se reían, yo les hice un corte de mangas sin ni si quiera mirarlas y me reí, los nervios me traicionaban.

lunes, 13 de agosto de 2012


Y yo me quedo en casa, me duele todo
¿quién va a aguantarme con este mono?
Me da igual me voy a poner deltoya sin parar, me da igual
Deltoya
Voy a dar la vuelta a tó y no se muy bien por qué, y a romper
Deltoya
Y a pintar en todas las paredes con mi piel, a empezar
Deltoya.

viernes, 10 de agosto de 2012

Furcias

Cuando todo parece que se acaba, cuando ya no piensas en volver a sonreír, aparecen ELLAS y le dan sentido a todo, una vez más.
Son las gordas más descuidadas, despreocupadas, empanadas, locas, pasotas, criticonas y pesadas que he podido conocer en mi vida, pero se, que como ellas no voy a encontrar a nadie, nunca. Y se, que la sonrisa que me sacan ellas no la consigue sacar nadie.



Por eso y mucho más, gracias gordirriquitinas.


lunes, 6 de agosto de 2012

Lo más lejos a tu lado.

Montmeló 2010.


Montmeló 2011.


Cheste 2012.

Aquí habrá foto, una más de todas esas que tenemos bichota. Porque nos merecemos esto y mucho más.

Mina rakastan sinua.

domingo, 5 de agosto de 2012

Hoy miro vuestras caras, veo que la vida pasa

¿Te acuerdas hace unos años cuántas risas? Disfrutamos
Y el mañana nos pintaba genial.


Una historia que habla de tiempos vividos, donde todo se engloba bajo el mismo signo.
La amistad.






martes, 31 de julio de 2012

Ese rato tan divino.

Esta tarde yo he soñao contigo, en mi siesta en el sofá, en ese rato tan divino y aun que han sido tan solo diez minutos, que real que era todo y que bonito.


Por que apenas te conozco hace tanto que no te veo que yo se que es imposible tener lo que ni pretendo, pero hoy al abrir los ojos recien despertado, habría dado cualquier cosa por tenerte aquí a mi lado.


He pensado en ti esta noche hasta quedarme dormida, he pensado en encontrarte pa volver a estar contigo que me cuenten el secreto de este mundo surrealista y quién piensa que no es cierto y que los sueños son mentiras, que me digan, como es que te anhelo como es que te quiero aun sin tenerte, aun sin saber na de tus días.


Y es por eso que te sigo recordando cada vez que cierro los ojos intentando perdurar lo que se pierde poco a poco, y me lleno de alegria si por asomo consigo revivir algun momento de esos que se soñé contigo.


Por que yo se que te quise, que lo que senti fue amor y se que a de llegar el día en que te cante esta canción y será entonces cuando, vida, lo verás todo tan claro y quizás quieras susurrarme que hoy conmigo tú has soñado.

miércoles, 11 de julio de 2012

Si no te gusta ya sabes dónde está la puerta.



Porque es hora de que sepas la verdad, la cual no cambiará nada, porque de eso se trata esto ¡DE NO CAMBIAR!. Mi vida es la que te ofrezco, y no me importa lo que piensas, porque ya me quiero yo.
Soy borde, maniática, y me encantan mis pecados, son esos que me dan vidilla. ¿El mayor de ellos? Es nunca perder ninguno.

Es hora de marcar el territorio, porque aquí estoy yo y los demás no tenéis nada que hacer. La decisión está tomada, y si no te gusta te callas. Estoy harta de la superficialidad, porque cansa guapetón, estoy harta de tantas sonrisas de cartón. ¡Que vivan aquellos diferentes, raros y payasos que siguen a la masa!, porque al final son los que consiguen todo eso que en tu día a día pasa.

Soy como soy y me encanta, si pudiera me follaba. Si no me quieres tú, ya lo haré yo. He aprendido que no necesito a nadie para ser tal y como soy. Me siento bien.

¡A cascarla!

viernes, 13 de abril de 2012

Mi historia entre tus dedos.

Aquí os dejo un pequeño fragmento mi sueño, ese que siempre he querido cumplir, pero que sólo puedo plasmar en unas cuantas líneas. ¿Podría considerarse una autobiografía? sí, ¿por qué no? pero una autobiografía basada en los sueños, que a día de hoy, es lo que me queda. Espero que os guste tanto como a mi.



Salía de la universidad directa a coger el coche, mientras hablaba con mis amigas, como de costumbre. Ya dentro, pusimos la música a tope y nos pusimos a cantar, era viernes y por fin habíamos acabado una semana agotadora.
-Bueno, ¿y qué vamos a hacer esta tarde? – preguntó Marta
-Yo no sé a que hora saldré de esto… - dije sin separar la mirada de la carretera y dándole una calada a mi cigarro
-¿De dónde? –
-¡Laura tía, lleva dando el coñazo todas estas semanas con la entrevista para lo de periodista en lo de las motos – gritó Marta
-Joder, es verdad – reímos las tres
-Es que, ¿os imagináis yo de periodista deportiva, entrevistando en el box de Lorenzo y que al final acabara enamorándose de mi? ¡Che, si eso ya lo sabía yo! – las dos me miraron sin sorprenderse demasiado, estaban acostumbradas a mi amor por él.
-De verdad Lorena, solo con lo obsesionada que estás por él, se asustaría
-¡Eh vale ya! – les dije mirándolas con odio mientras se reían – No, me haría la dura con él, podría resistirme. Las dos se miraron mutuamente, me miraron y empezaron a reír sin parar. Hasta yo, que no me lo creía me uní a las risas sin poder parar.
Cuando ya llegamos, las dejé en casa y me despedí con un gesto de que luego las llamaría.
Llegué a casa con el tiempo justo, ya que la entrevista era a las 4 y aún tenía que comer y arreglarme. Mientras me preparaba un sándwich, con la otra mano me encendía un cigarro, la primera vez que mostraba algo de habilidad con mis manos, pero en ese momento me sonó el móvil, cosa que me asustó e hizo que el sándwich se me cayera y después de todo el esfuerzo, me quedara sin comida.
-¡Joder! – grité mientras buscaba el móvil en el inmenso bolso - ¡¿Quién?! – respondí con cierta hostilidad
-Lorena Sánchez, ¿verdad? – cuando oí mi nombre al otro lado del teléfono me quedé blanca pensando que la había cagado, así que me limité a murmurar un si – bien, queríamos comunicarle que por razones de tiempo le hemos adelantado la entrevista media hora, ¿sin problemas? – miré el reloj, eran las 2.15, casi me atraganto con el humo del cigarro, así que lo apagué con fuerza y respondí.
-No – respiré por no cagarme en alguien – ninguno
La mujer se despidió muy amablemente y yo esperé a que hubiera colgado para gritar y desahogarme, ya que el estrés podía conmigo. Me duché en un tiempo récord, me arreglé como pude, siempre dentro de mi estilo, y me cogí una ensaimada para el camino, ya que hacerme otro sándwich no era buena idea.
Al llegar, además de sorda por llevar la música a tope en el coche, estaba nerviosa, realmente nerviosa. Me miré en el reflejo de una de las puertas, me coloqué el pelo, dejé ver un poco mi escote por si era un hombre el que me entrevistaba y lo dije: “pero que buena que estoy“ me reí yo sola, ya que era típica frase en mi, aunque no la pensara de verdad.
Ya dentro me indicaron hacia donde tenía que ir, y la verdad es que lo hicieron muy bien, o yo tuve suerte, porque llegué a la primera, sin perderme.
Toqué a la puerta a la vez que asomaba la cabeza poco a poco, vi a una chica joven al fondo de la habitación que me hizo un gesto para que pasara. Me cagué en todo lo cagable, era una mujer, así que puse el escote de nuevo en su sitio y entré.
-Buenas tardes, me llamo Marina, tú… - miro mi currículum – debes de ser Lorena Sánchez
-Si, la misma – respondí mientras le daba un apretón de manos y me sentaba frente a ella
Estuvo un rato ojeando mi currículum, de vez en cuando me miraba y sonreía, y yo mientras tanto intentaba controlar mi pierna que no paraba de moverse por los nervios.
-Pues, tu currículum me ha sorprendido bastante – dijo finalmente tras unos minutos – 4 años de universidad y mucha experiencia en el tema… - paró y vi que sacó las hojas que nos mandaron rellenar, se fue a la última parte con su dedo, lo paró en seco y sonrió - ¡Esto! Esto es lo que más me ha sorprendido de todo.
Yo me incliné un poco hacia ella con el fin de ver a que se refería, debió darse cuenta así que me quitó la intriga.
-En la casilla donde tenías que marcar la preferencia del piloto, tú marcaste Jorge Lorenzo, y creo que eres de las pocas, o la única que lo has hecho
Yo me sonrojé a la vez que la miraba con circunstancia, pero no articulé palabra alguna.
-Pero eso no es malo, aunque hay que tener valor, porque con lo borde que dicen que es – la miré con cara de pocos amigos y ella se dio cuenta – tranquila, esto es un punto a tu favor, me encanta Jorge Lorenzo.
-¿Enserio? – respondí yo después de un largo rato sin hablar - ¿entonces, el trabajo?
-Mira, yo aún no puedo decirte nada, como muy tarde mañana – se levantó para despedirse de mi y a mi me costó bastante reaccionar. Ella me sonrió y me dio la mano – Tranquila, haré lo que esté en mis manos – yo le apreté la mano como agradecimiento y me marché.
Cuando llegué a mi casa se lo conté a mis amigas y quedamos en salir esa misma noche para celebrar el supuesto trabajo que ya tenía. Nos fuimos a unos cuantos pubs, bebimos más de la cuenta, nos desencajamos los huesos bailando, eran las 5 y si quería conservar mi vida, no debía coger el coche, así que, mientras unas se iban a casa con sus cuerpos a rastras, otras nos íbamos a una rave, a bajar los litros de alcohol de nuestro cuerpo y a seguir bailando, como no.
Nos acercamos a unos chicos que estaban tocando la guitarra española, y yo, con la euforia del momento y el alcohol que ayudaba en estos casos me animé. Agarré la guitarra, me la coloqué a mi gusto y empecé a tocar una rumbita conocida para que todos bailaran. Después Mar, me pidió que les tocara una canción que había compuesto hace tiempo, le faltaba letra, pero en esos momentos solo nos bastaba con la música. Esbocé una sonrisa mientras tocaba aquellas notas, algunos tocaban las palmas, otros bailaban y algunos se limitaban a mirar absortos. Cuando terminé me encendí un cigarro, me lo merecía, pero solo pude saborear una calada porque alguien por detrás me lo robó.

- ¿Pero que haces gilipollas? – grité girándome en su busca
- Oye relaja fiera – me frenó Carles mientras se llevaba mi cigarro a la boca. Era mi novio, ese que se me había olvidado que tenía por culpa de lo liada que me había llevado tanto la universidad como lo del trabajo.
- Sabes que solo puedes relajarme tú, tonto – dije mientras le besaba a la vez que le agarraba las rastas – por cierto, no te pases y dame mi cigarro
- Vale, pero dame una calada – le acerqué el cigarro y él se apartó – pero dámela de forma más original ¿no?
Le miré y sonreí de costado, media sonrisa que le daba a entender que me gustaba lo que oía. Aspiré el humo de mi cigarro, acerqué mis labios a los suyos y lo solté a la vez que él aspiraba. Cuando soltó el resto de humo que quedaba en su boca me mordió el labio inferior y me propuso ir un rato a su coche. Me giré para avisar a mis amigas, pero como de costumbre habían desaparecido. Me llevé a mi chico al coche, pusimos la música y nos fuimos a la parte de atrás. Tanta energía no era buena, parecía que estaba hiperactiva, así que… había que quemar parte de ella. Nos desnudamos el uno al otro y mientras yo iba besando cada parte de su cuerpo, no tardamos en ir al grano, la verdad es que cuando tienes pareja, hacer el amor tampoco varía mucho y yo ya llevaba dos años con Carles. Estaba encima de él, marcando el ritmo cuando vi que mi móvil estaba en el suelo, medio tapado por la alfombrilla y que parpadeaba la luz de aviso. Terminé la faena con Carles, los dos llegamos al orgasmo, cosa a la que estábamos acostumbrados, no se nos daba nada mal la verdad, me puse el pantalón y el sujetador y fui en busca del móvil.
-          Por cierto bonita, ¿Qué tal la entrevista? – me preguntó mientras me besaba por la espalda
-          Eso voy a comprobar – dije mientras desbloqueaba el móvil – genial – murmuré – cinco perdidas y un mensaje, ¿Qué imagen van a tener de mi?
-          Pues la única que se puede tener, una horrorosa – besó mi cuello. Carles y yo no éramos una pareja normal, nunca lo habíamos sido, cosa que me encantaba. Nosotros nos demostrábamos lo que nos queríamos así, totalmente al contrario
-          Gracias gilipollas, te aconsejaría que no te miraras en un espejo, por tu bien – sonreí y le besé. Acto seguido le agarré la mano fuerte y abrí el mensaje, simplemente me hizo falta ver la palabra clave para lanzar el móvil y gritar.
-          No he leído nada – dijo Carles resignado evitando no ser golpeado por mis numerosos saltos y mientras me esquivaba alcanzó el móvil y leyó en voz alta – “Lorena, siento enviarte el mensaje a estas horas, pero ya se a que personas han contratado y no podía esperarme hasta mañana. Siento decirte esto pero… se te acabaron las vacaciones, a partir de ahora madrugones, viajes y caminos interminables, porque ¡estás dentro! enhorabuena, es un placer tenerte con nosotros”
Carles se quedó en silencio y me miró, yo ya no saltaba, había llegado hasta el asiento del piloto y estaba apoyada, soñando mientras oía el mensaje. A él también le bastó con leer una palabra clave para saber que era lo que le esperaba.
-          ¿No te alegras por tu novia o qué? – le pregunté plantándole un beso
-          Viajes – se limitó a decir y repetir unas cuantas veces - ¿sabes lo que significa eso no?
Le cambió la cara por completo, pocas veces lo había visto así de serio. Me puse la camiseta, ya estaba refrescando bastante, pasé a su lado haciendo alguna que otra maniobra y le cogí la mano.
-          Si te refieres a que me voy a ir y me voy a olvidar de mi chico, estás muy equivocado
-          No me refiero a eso, confío en ti Lorena, simplemente es el hecho de que es casi un año en diferentes continentes, aquí estarás apenas, y cuando estés seguramente estés ocupada, me jode pensarlo, suena egoísta, pero es así..
-          Mira, no te voy a negar lo evidente – lo miré fijamente y cogí su cara, acercándola a la mía – pero quiero que tengas presente que te quiero, y que siempre que tenga un hueco, voy a llamarte, voy a venir a verte, voy a demostrarte lo importante que has sido y eres para mi Carles…
Esta vez ya no miraba al suelo, esta vez me miraba muy fijamente a los ojos, sonrió como pudo, ya que se le notaba que no tenía muchas ganas, esta vez agarró el mi cara y me besó, de forma muy lenta, dándome a entender que era un beso que no quería que acabara nunca.
Esa noche, o más bien lo que quedaba de ella me fui a dormir a su casa, por acuerdo mutuo. Estuvimos la mayor parte hablando en la cama, con las piernas entrelazadas, acariciándonos, besándonos… era una despedida, una bonita despedida, pero no queríamos hacerlo oficial, ya que los dos sabíamos que pasaría mucho tiempo hasta que se volvieran a repetir estos momentos.
Me desperté pronto, aún a pesar de haber dormido sólo 3 horas. Me levanté con algo de frío y fui a su armario a robarle alguna de esas camisetas suyas que tanto me gustaban, ahora que no estaba. Cuando ya lo decidí, una de DC rasgada con el dibujo de monster, vi que tenía allí la caja que le regalé en nuestro primer año. Me senté ahí mismo, en el suelo, frente al armario y la abrí. Habían miles de fotos nuestras, el grinder que le compré, el trocito de rasta que me cortó, esa rasta que me hizo él, el CD que le grabé con las canciones que había compuesto… En ese momento entró por la puerta en calzoncillos, esos calzoncillos a rayas que tanto me gustaban y una bandeja entre sus manos. Cogí la caja y le sonreí complacida.
-          ¡Crepes! – grité, sabía de sobra que los amaba y mucho más los suyos caseros
-          ¿Qué hacías con la caja? – me miró detenidamente mientras yo me metía un trozo de crepe en la boca, de forma que con el chocolate manchaba su camiseta - ¿¡Y mi camiseta?!
-          ¡Lo siento, lo sieeeeento! – intenté limpiar la mancha, pero era misión imposible. Lo miré de reojo, estaba mosqueado, o eso parecía, pero yo no me aguanté y me reí.
-          ¿Te parece gracioso? – seguía mirándome con cara de pocos amigos – pues toma gracia gilipollas – untó su mano en chocolate y la restregó por mi cara y pelo incluido. Yo, abrí los ojos como pude e hice lo mismo, pero a la vez que manchaba su cara, también lo hacía con su sábana.
-          Te lo he dicho muchas veces Lorena, pero vaya tela, que patosa eres nano…
Esta vez se había reído, me acorraló entre sus brazos inmovilizándome e intentaba chupar el chocolate de mi cara.
-          Yo creo – dije mientras esquivaba su lengua – que sería más eficaz si nos metemos en la ducha, ¿ no crees?
-          Pero los dos juntos ni de coña, yo no quiero rozar tu cuerpo pegajoso lleno de chocolate eh
-          Bueno, yo quiero meterme en la ducha para quitarme la mierda, no para que se me pegue más, no se si me captas – le guiñé un ojo irónicamente
-          Pues ahora por lista nos duchamos juntos, que quiero ahorrar agua
-          ¿Y si no quiero? ¿Me vas a obligar? – puse mi mano frente a su cara haciéndola temblar como motivo de burla, él me miró desafiante, me agarró y me llevó al baño. Mis gritos mezclados con mi risa solo hacían que facilitarle las cosas, ya que mi fuerza se me iba por la boca. Abrió el grifo con una mano, mientras que con la otra me sujetaba, esperó a que el agua estuviera lo más fría posible y me empujó dentro. Mi grito desgarrador seguro que despertó a todo el vecindario.
-          Eres el tío más capullo que he conocido – dije como pude entre el chasquido de mis dientes, estaba tiritando.
-          Venga va, como soy bueno, entro contigo y te doy calor
Entró, pero antes de hacerlo giró el grifo para que saliera el agua caliente. Yo intenté mirarlo mal, pero no me salía, así que me resigné a reírme y lo abracé. Nuestras ropas pesaban unos cuantos kilitos de más, pero no nos importaba, estábamos bajo el agua, tan caliente que hacia que los cristales se empañaran, estábamos tan a gusto que podríamos haber pasado el día allí debajo, pero los dos sabíamos que era imposible.
Nos desnudamos, tiramos las ropas empapadas al suelo y lo hicimos de nuevo, pero esta vez si que fue una despedida en toda regla.
Cuando salimos, él se tiró en la cama mientras yo me secaba el pelo. Por el espejo vi que me estaba mirando, y mientras seguía frotando mi pelo con la toalla me senté a su lado.

-          No quiero que te vayas – nos quedamos en silencio. Solté la toalla y le cogí la mano
-          Carles, no hagas esto más difícil, yo si quiero irme – al escuchar esto hizo una mueca desagradable – lo que no quiero es dejarte aquí.
-          Sabes que pocas veces nos lo decimos, pero te quiero.
-          Yo también te quiero, y mucho – le agarré la cara como a un niño pequeño y le besé la frente, dulcemente bajé hasta su nariz y finalmente llegué a sus labios.
-          Y quiero que sepas que te voy a esperar, hasta que vuelvas a hacerme una visita – Yo me reí y  le pegué un pequeño empujón
-          No te pido que me esperes, está claro que yo lo voy a hacer, me voy por trabajo y no me voy a buscar el amor, ¿pero tú? Con lo capullo, feo e insoportable que eres, seguro que te surgen oportunidades… ¿Quién soy yo para prohibírtelas?
-          Eres mi chica, mi chica a la que todos los pilotos se van a rifar, ya verás – esbozó una gran sonrisa y se abalanzó sobre mi para susurrarme al oído – pero como bien he dicho, es mi chica.
Estuvimos un buen rato más haciendo el vago en su casa, incluso me convenció para quedarme a comer y ver una peli, pero se hicieron las 17.30 y ya era hora de volver a casa.